lunes, 5 de diciembre de 2011

Hasta pronto

Un día cerraste los ojos y lejos estabas de aquí, el infierno dentro de mí se congelo al tener la noticia,  no sabia que decir; no estuve cuando te fuiste y es que tenía la esperanza de verte regresar y ahora que lo has hecho ya no de manera material las lagrimas no han dejado de brotar.

Iluminaste las noches con tus ojos y tu sonrisa, la hermandad estaba a salvo siempre había quien cuidara a los demás me enseñaste muchas cosas pero la que ahora rescato más es que no tenga nada guardado y lo diga sin dudar. 

Era un tridente marcado por mi locura, su decisión y tu fuerza juntos nada nos detenía, fueron noches incontables de alegría, diversión de buenos momentos, que siempre evoco cuando quiero soltar una sonrisa a media calle. Tu delicado vocabulario europeo que destruía egos y autoestimas resuena en mi cabeza cada vez que alguien me colma la paciencia y luego sonrío por las siglas que los representan.

Rozamos la tentación y sucumbimos en el pecado alguna vez y quizás por eso me sentí atado de manos este tiempo, madurando una culpa que sé no me la cargas y desde donde estás te ríes por ser tan tonto al creer yo que la tengo.

Tomen como lo tomen para bien o para mal, los sentimientos que se guardan se procesan una y otra ves hasta convertirse en resentimientos y para ti la vida siempre fluyó ahora desde el cielo nos vigilas y no te quiero decepcionar ya fue suficiente una vez en la tierra para que más.

Tu visita ha sido la señal mas clara para apostar por lo que está sucediendo ahora y me siento mas tranquilo, siento tu mano sobre mi cabeza, la dulce caricia de una cachetada para hacerme reaccionar y mi reflejo en verde turquesa empieza a sonreír.

Hasta pronto...