
Mi mente y mi obsesión era llegar a ser tu dios y poco a poco a cada instante me mostrabas que era una simple ilusión; te di lo que tenía incluso lo que no pero bastó solo un instante y este efímero sueño terminó. No sin antes terminar de escribir te quiero confesar que aun guardo bajo mi manga un regalo final, este regalo es mi despedida y es que es hubiera querido darte libertad pero sin embargo es difícil cuando tu opresor eres tu.
En alguna parte yo leí que al moribundo a veces hay que dejarlo morir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario